sábado, 9 de febrero de 2013

¿Oímos el agua de mar en las caracolas?



Cuando cogemos una caracola en la playa y la colocamos cerca de nuestro oído para escuchar los sonidos de su interior, parece que escuchásemos el mar dentro. Esto en algún sentido es cierto, sin embargo la explicación científica diría que no escuchamos el mar sino que, simplemente escuchamos el eco del mismo.
Las olas, el viento y las caracolas
Las caracolas son incapaces de grabar sonidos, así que la idea de que graban el sonido del mar y luego lo ofrecen para escuchar a quien las encuentra  no es más que una idea mitológica y una mentira popular.

Al igual que cuando soplamos sobre el borde de una botella y escuchamos como el aire nos entrega una nota musical, el caracol de mar funciona igual, solamente que se trata de una caja de resonancia mucho más poderosa y con diferentes características.

Las caracolas son cajas de resonancia
Cuando decimos que las caracolas son cajas de resonancia queremos decir que son incapaces de producir sonidos, en cambio sí pueden reproducirlos a base una fuente que si lo haga, por ejemplo el ambiente.
Si tomamos un caracol de mar en la playa y escuchamos en su interior escucharemos el sonido del agua, pero esto ocurrirá solamente porque nosotros nos encontramos cerca del agua. Si nos retiramos con nuestro caracol a una sala de grabación de sonido donde no existe ningún ruido no escucharemos absolutamente nada.

Las caracolas son una caja de resonancia natural, creada por la naturaleza. Están compuestos por una capa muy dura y un esmaltado interno que hace que estos sean refractores de sonidos muy buenos.


La forma irregular de las caracolas hacen que puedan sonar en diferentes frecuencias y por esta razón el sonido que escuchamos es muy diferente al que en realidad está entrando en él.

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