domingo, 2 de diciembre de 2012

Invención por azar

Muchos descubrimientos de nuestra historia han sido hallados por casualidad.
Algunos únicamente por descuidos, otros en medio de otra investigación... pero lo importante es que fueron descubiertos, y se podría decir que un poco por medio del azar. 

Uno de esos descubrimientos, por ejemplo, fueron las cerillas que estuvieron a punto de producir un colosal incendio. Todo sucedió mientras un empleado llamado C.Astor, que trabajaba para el químico y farmacéutico inglés John Walker, transportaba varios recipientes que contenían sustancias altamente inflamables: potasio, fósforo blanco, resina y cloruro.
 Este los pisó una tabla de madera que por el peso cedió haciendo que todos ellos se derramaran y mezclaran entre sí formando un estropicio. Pero al intentar desclavar la madera del suelo y tocar la mezcla de todas esas sustancias reaccionó formando una gran llamarada del todo inesperada. A partir de ese, por suerte, pequeño accidente, se descubrieron las cerillas de madera que más tarde John Walker dió a conocer en 1830,sin llegar jamás a patentar.

Otro descubrimiento a manos del azar  fue el de la penicilina a manos del ya conocido Alexander Fleming.
Su importante descubrimiento lo halló mientras investigaba la gripe en 1928. En sus investigaciones se dio cuenta de la aparición de un moho azul-verdoso que había infectado a una de sus placas Petri( un recipiento usado con frecuencia en microbiología de forma redonda y de poca altura), matando a la bacteria staphylococcus que se encontraba en su interior. Desde luego un gran descubrimientos que ha ayudado a millones de personas

Con estos y muchos más ejemplos nos damos cuenta de que en la ciencia también hay hueco para los no tan genios y un poco patosos.

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